Nicholas Carr es demanava a la revista The Atlantic si Google (volent dir la xarxa) està afectant a la nostra manera de llegir. David de Ugarte, per la seva banda, ho analitza des del punt de vista de la cultura de tradició catòlica i llatina, contraposant-ho a la visió portestant de Carr.

El que segueix intenta ser una aportació al text d’en David, un altre punt de vista (inicialment era un comentari al seu bloc):

Quizás tampoco podamos menospreciar del todo el cambio que, efectivamente, el uso de la red le hace a nuestra manera de leer, de buscar información y conocimiento.

Pero no para atontarnos más, como propone Carr. Él presupone que el salto de un lado a otro, el seguimiento de los enlaces y la búsqueda (activa por nuestra parte) de la información nos aleja del pensamiento profundo, pero de lo que nos aleja es de seguir el pensamiento profundo del autor del texto, no de seguir nuestra propia busqueda, nuestro propio camino.

Intento explicarme: hasta ahora, leer textos largos era seguir el pensamiento del autor, adentrarte en sus ideas y en intentar comprender sus razonamientos a base de los ejemplos que él mismo podría proporcionar. Con la red, el texto puede ser igualmente profundo, pero no necesita ser tan extenso: los ejemplos no tienen que estar contenidos en el mismo texto, son exteriores (enlaces), y el lector puede incluso buscar más información por su parte, profundizar el texto en el mismo momento, aunque eso le distraiga, momentáneamente, de la línia principal marcada por el autor. Es decir, pasamos de seguir una clase magistral donde uno expone y los demás escuchan a entrar en una búsqueda propia guiados por el autor.

Que eso nos lleve directamente a donde el autor pretende o a otro sitio dependerá ya de nosotros, pero seguro que en el proceso hemos aprendido algo.

Así, la lectura profunda de un texto de manera continuada queda sustituida por una busqueda profunda de la información que tanto el autor como las fuentes que cita nos puedan proporcionar, pero la diferencia puede quedar ahí, porque el proceso de búsqueda y extracción de las ideas, de posterior ordenación de las mismas y de conclusiones sigue siendo el mismo, y ése lo tenemos que hacer nosotros.

Dicho de otra manera, la lectura de textos cortos y la ampliación de la información de motu propio pueden hacer que acabemos siendo más activos, más interesados por todo aquello que nos rodea y más críticos que no cuando nos lo dan todo hecho por más profundo que pueda ser ese pensamiento. Quizás hasta puedan hacer que cambiemos nuestro legado más lento y conservador.


Comments:

El Llibreter - Jul 2, 2008

És a dir, les estratègies de lectura són diferents, de manera que la forma d’atenció també és diferent, però no necessàriament pitjor. Estem a les beceroles de comprendre la influència d’internet en la difusió del coneixement, per això especular-hi pot ser tan engrescador. És evident que llegir en pantalla és diferent de llegir paper, però no són lectures incompatibles. Salutacions cordials.

Manel - Jul 2, 2008

Llibreter, No només no són lectures incompatibles, si no que poden arribar a ser complementàries: les conclusions d’una poden ampliar les de l’altra. De tota manera, i com tu dius, estem a les beceroles de comprendre la influència de la xarxa en la difusió del coneixement, però el que si que crec que està clar és que, si hi ha problemes en la difusió del mateix (en quant a comprensió) no vindran donats per la xarxa: les causes caldria buscar-les en altres llocs.

Gustablog - Jul 3, 2008

Pues ya sabrás desde donde llegue aquí, y creo que el post completa el de David. Creo que las pequeñas tesis podrían resultar más efectivas a la hora de usar el ojo crítico. No es que exista un RIP de la lectura profunda, pero muchas veces y creo que la dináminca de la evolución ha hecho mella en esto, extenso no significa profundo. Prueba de ello son los extensos discursos que hace 50 años se daban delante de la gente, muchos llenos de estrofas vacias y de conclusiones idílicas, que en realidad a lo práctico no aportaban nada. Saludos! Gustablog

Manel - Jul 3, 2008

Estoy de acuerdo: hay que evitar asociar extenso con profundo por defecto. De hecho, el intentar comprimir unas ideas y expresarlas de una manera clara no es nada fácil, y supone tanto o más trabajo que redactarlas de una manera más extensa. Curioso, pues, porque eso hace que al lector le pueda resultar más fácil comprender unas ideas y, en cambio, eso le supongo más trabajo al redactor para explicarlas sucinta y claramente.